La diferencia básica entre las dos tecnologías está justo en el nombre. Los compresores de velocidad fija funcionan a una velocidad fija constante y tienden a ser muy eficientes cuando operan al 100 % de su capacidad, es decir, cuando el motor está en marcha y se está fabricando aire comprimido. La ineficiencia de un compresor de velocidad fija es muy notable y se puede medir fácilmente cuando la unidad se descarga y deja de generar aire. Antes de que el motor se detenga por completo, seguirá funcionando sin producir aire, con el consiguiente despilfarro de energía y dinero. La ineficiencia y el desperdicio pueden ser especialmente evidentes en las instalaciones que operan en múltiples turnos o que tienen una gran fluctuación de la demanda de flujo a lo largo del día.
La tecnología de accionamiento de velocidad variable (VSD) funciona con un principio diferente, ya que gira el motor a la velocidad adecuada en relación con la cantidad de aire que se necesita dentro de una determinada planta o instalación. En términos más simples, al aumentar la necesidad o la demanda de aire, también lo hace la velocidad del motor, que suministra más flujo o CFM. Por otro lado, si la demanda disminuye, el motor se ralentiza automáticamente y solo utiliza la energía necesaria para proporcionar el flujo adecuado. La salida de los compresores de aire VSD, que pueden detectar la cantidad de flujo que se está utilizando y ajustar su velocidad en consecuencia, coincide con la demanda que se necesita. En los días de producción más lenta, en los descansos a lo largo del día o durante el segundo y el tercer turno, la tecnología VSD es especialmente útil, ya que elimina el desperdicio de electricidad y, por lo tanto, ahorra dinero.
Teniendo en cuenta que el uso de aire comprimido es costoso, ya que representa más del 70 % del coste total de propiedad en costes de electricidad, utilizar la tecnología VSD puede ayudarle a conseguir un ahorro del 35-50 %. En función del tamaño del compresor, el ahorro puede oscilar entre 100 y 10 000 $ al año o más, por lo que es una inversión ideal para cualquier instalación. Los compresores de aire VSD se están convirtiendo en la norma más que en la excepción, ya que muchos clientes disfrutan de ahorros energéticos anuales y pueden reinvertir el dinero en otros activos.