24 de octubre de 2022
El aire comprimido siempre debe ser filtrado y secado. Aunque hay sectores más sensibles a la contaminación, como es el caso del aire comprimido en la alimentación o en la industria farmacéutica, cualquier empresa padecerá los efectos de los contaminantes y la humedad si no toma las medidas oportunas.
Sin un tratamiento adecuado, la humedad corroerá los equipos, tuberías y herramientas; proliferarán los microorganismos y las partículas sólidas, como el polvo o el óxido, se acumularán en la red de aire; y el aceite (líquido, aerosol y vapor) se mezclará con el agua y el resto de los contaminantes.
Con el tiempo, el aire comprimido sin tratar mermará la fiabilidad y la eficiencia de la instalación, aumentarán los costes de mantenimiento, también se encarecerá la factura eléctrica y se reducirá la vida útil de los equipos y herramientas. La contaminación del aire comprimido en la alimentación, además de las deficiencias ya mencionadas, puede ocasionar problemas de salubridad muy graves.
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Los principales contaminantes del aire son:
De todos ellos, la humedad es especialmente dañina porque, más allá del deterioro de las máquinas, propicia la aparición de microorganismos en el sistema de tuberías. Para evitar estos riesgos biológicos, conviene secar el aire comprimido hasta un punto de rocío a presión de, al menos, -26ºC.
Los equipos, tuberías y herramientas deteriorados por el aire contaminado reducen su fiabilidad y eficiencia, una merma que a menudo se hace notar en la factura eléctrica.
Las partículas sólidas (polvo, limaduras de recubrimientos, esporas, etc) se eliminan con filtros, también el aceite. Contar con un compresor exento (sin lubricación) en ningún caso elimina la necesidad de filtrar o secar el aire comprimido, ya que el aire aspirado arrastrará agua, partículas contaminantes e hidrocarburos igualmente.
El Código de Buenas Prácticas de Calidad Alimentaria de Reino Unido, un documento publicado por el Consorcio Británico de Vendedores al por Menor y por La Sociedad Británica del Aire Comprimido, define dos escenarios de sistemas de aire comprimido en la alimentación: aquellos que presentan contacto directo con los alimentos y los que no. En cualquier caso, la ISO 8573-1 es la norma que establece de forma específica las distintas clases de pureza del aire comprimido.
Entendemos que el aire comprimido entra en contacto con el alimento cuando se utiliza en la elaboración o el procesamiento de este. Por ejemplo, el aire que se utiliza en una peladora o en una envasadora. En estos casos, se recomienda que el punto de rocío a presión se establezca en -40ºC para evitar la proliferación de microorganismos. Los secadores apropiados serán los de adsorción, ya que los frigoríficos no alcanzan este umbral de temperatura.
Atlas Copco cuenta con equipos de calidad de aire que permiten obtener aire comprimido de alta pureza.
Respecto a las partículas sólidas presentes en el caudal, serán necesarios filtros coalescentes clase 2 y, para el aceite, filtros de carbón activado capaces de reducir la concentración de aceite por debajo de 0,1 mg/m3. Para alcanzar esta pureza de aire, se deberá valorar en cada instalación si, además del sistema de filtración centralizado, es necesario reforzar el filtrado y secado del aire en el punto de uso (descentralizado).
Existe otro supuesto donde, aun sin entrar en contacto directo con los alimentos, es necesario emplear aire comprimido con pureza de clase 2. Se trata aplicaciones donde el aire comprimido se utiliza en la preparación, producción, envasado y almacenaje. Es el caso de la fabricación de envases con inyección. Si no se evita, el aire comprimido contaminará el recipiente que, más tarde, corromperá el alimento que contenga.
Secador frigorífico FD VSD de Atlas Copco
Es bastante frecuente encontrarse con sistemas sobredimensionados en fábricas del sector alimentario, es decir, factorías que secan todo el aire utilizado en sus procesos con secadores de adsorción cuando solo una parte minoritaria de este aire entra en contacto con el producto. Esto ocasiona sobrecostes, porque la tecnología de adsorción utiliza parte del caudal para regenerar el desecante interno, además de calentadores eléctricos. Los frigoríficos, en cambio, son más eficientes en este sentido.
En cuanto a las partículas sólidas y el aceite, los sistemas sin contacto con el producto requieren la misma pureza que los sistemas con contacto. Así que serán necesario tantos los filtros coalescentes como los de carbón activado. También, como en los casos más estrictos, es conveniente valorar con detenimiento si es necesario contar con equipos de calidad del aire descentralizados para garantizar la pureza adecuada.
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