El cambio de equipos diésel a eléctricos a menudo se considera una solución sencilla para reducir las emisiones y promover la sostenibilidad. Pero, ¿siempre es la opción más eficaz? La respuesta depende de factores regionales; especialmente la fuente de su electricidad.
Detalle del índice de intensidad de carbono (CII)
El índice de intensidad de carbono (CII, por sus siglas en inglés) indica cuánto CO₂ se emite para producir un kilovatio por hora (kWh) de electricidad. En países como Noruega o Francia, donde la electricidad se genera en gran medida a partir de energía hidroeléctrica o nuclear, la intensidad de carbono es baja, a menudo inferior a 100 gCO₂/kWh. En estos casos, el cambio a compresores eléctricos puede reducir significativamente su huella de carbono. Sin embargo, esto no es una constante global. En países como China, Australia o Sudáfrica, la producción de electricidad sigue dependiendo en gran medida del carbón. Sus niveles de intensidad de carbono suelen superar los 400 gCO₂/kWh, a veces incluso más. En estas redes de altas emisiones, el uso de equipos eléctricos puede no ser más sostenible. De hecho, podría dar lugar a mayores emisiones indirectas que las alternativas diésel
¿Cuál es el mejor equipo para su proyecto: diésel o eléctrico?
La mejor elección entre equipos diésel y eléctricos depende de tres factores clave: su ubicación, la intensidad de carbono de su fuente de energía y sus objetivos operativos.
Si su electricidad proviene de fuentes renovables o bajas en carbono, como la eólica o la solar, los equipos eléctricos suelen ser la opción más sostenible y rentable. La adquisición de energía verde certificada, a través de acuerdos de compra de energía (PPA), puede incluso hacer que sus operaciones sean casi neutras en cuanto a CO₂.
Sin embargo, en regiones donde la red eléctrica sigue dominada por combustibles fósiles, como el carbón o el gas natural, los equipos accionados por diésel pueden producir menos emisiones. Las unidades diésel de bajo consumo actuales son más limpias y eficientes que nunca, lo que las convierte en una buena alternativa en los mercados de electricidad con alto contenido de carbono.
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