Después de más de 100 años de producción en la que es en la actualidad la mina de cobre a cielo abierto más grande del mundo, Chuquicamata está preparando el camino para pasar completamente de la excavación en superficie a la subterránea. La decisión se debe al agotamiento de las reservas rentables y al aumento de los costes de eliminación del estéril adicional a medida que los trabajos de minería son más profundos. A esto se añade el alto coste energético de la minería y el transporte en este gigante emplazamiento, que ha crecido hasta llegar a 5 km de largo, 3 km de ancho y 1 km de profundidad. Codelco Norte, la empresa minera estatal, va a realizar labores subterráneas, donde "metal rojo" puede no sólo extraerse del rico yacimiento a menores costes sino también prolongar la vida útil de la mina de Chuquicamata hasta 2060. El proyecto pretende estar a plena producción en el año 2020 y el desarrollo de la estructura subterránea está avanzando a buen ritmo. Esta primera etapa implica la construcción de cuatro túneles, dos para la ventilación, uno para el acceso y otro para el transporte. En total comprenden 20 km de longitud y los están realizando los contratistas Astaldi y Acciona OSSA, ambos con equipos de Atlas Copco. Para esta etapa, que comenzó en 2012 y pretende completarse a finales de 2015, Atlas Copco ha proporcionado una flota de equipos de perforación Boomer XE3C y Boomer E2C, palas de perfil bajo ST14 y ST1030, así como camiones mineros MT6020. Además, Atlas Copco ha creado una delegación de atención al cliente en la ciudad de Calama (a una media hora en coche desde Chuquicamata), con el objetivo de estar lo más cerca posible del sitio para proporcionar asistencia técnica y logística y mantenimiento, así como formación para los operarios de los equipos. La segunda y fase principal del proyecto, que se inicia en 2016, supondrá la construcción de no menos de 100 km de túneles y galerías. Estos se utilizarán para la producción, el transporte de materiales, los niveles de ventilación y las instalaciones auxiliares, como estaciones de machaqueo. Astaldi y Acciona OSSA afirman que están bien equipados y confían en abordar esta segunda fase con los otros dos contratistas que participan en la licitación del proyecto, Züblin y Geovita.