Adaptar la tarea al ser humano: replantearse la ergonomía en la fabricación

Como dice Cecilia, «la fabricación siempre está evolucionando» y con esa evolución viene un flujo constante de nuevas tecnologías destinadas a mejorar la experiencia del operador en general. Sin embargo, con cada innovación, es esencial considerar realmente cómo interactúan los operadores con la tecnología y cómo se ven afectados por ella. Por eso, la interfaz de usuario y la experiencia del usuario deben desempeñar un papel crucial en el diseño. La ergonomía no se limita a la comodidad física, sino que implica adoptar una perspectiva más amplia del bienestar humano que incluya factores tanto cognitivos como físicos.

La tecnología portátil y los robots colaborativos están abriendo nuevas posibilidades en el campo de la ergonomía. Los dispositivos que realizan un seguimiento de la postura, supervisan señales fisiológicas como la frecuencia cardíaca y la temperatura, o apoyan al cuerpo a través de exoesqueletos, son cada vez más comunes en la planta de producción. Estas herramientas nos ayudan a comprender mejor cómo el trabajo afecta a los operadores, tanto física como cognitivamente. Los cobots, o robots colaborativos, también desempeñan un papel al asumir tareas aburridas, sucias y peligrosas, reduciendo la tensión física y permitiendo que los humanos se concentren en actividades menos repetitivas y de mayor valor añadido. De este modo, la ergonomía se convierte en algo más que una mera cuestión de confort, se convierte en un medio para ampliar la capacidad humana en entornos exigentes.

Pero para diseñar realmente para el bienestar de los operadores, necesitamos comprender lo que experimentan las personas. Como dice Maciej, «los datos son el nuevo oro de la industria» y la recopilación de datos sobre las condiciones ergonómicas es esencial para saber en qué centrarse, cómo mejorar y qué priorizar tanto en el desarrollo de herramientas como en el diseño del flujo de trabajo. Por supuesto, los datos por sí solos no son suficientes. Debe presentarse de forma clara y procesable. Esto significa diseñar interfaces intuitivas y formar a las personas no solo en cómo utilizar la tecnología, sino también en cómo interpretar la información que reciben. Si el propósito no está claro o las herramientas parecen intrusivas, los operadores podrían ignorarlas o encontrar soluciones alternativas, lo que en última instancia socava su valor previsto.

Tener una visión a largo plazo es esencial a la hora de elaborar el argumento comercial para la ergonomía. Con los cambios demográficos, incluido el envejecimiento de la plantilla y el impulso para que la fabricación sea más inclusiva para las mujeres, invertir en ergonomía no es solo un coste, es una inversión en personas, tecnología y condiciones de trabajo más seguras y sostenibles. Al abordar todos los elementos de la ecuación, las empresas se benefician de una producción de mayor calidad, empleados más comprometidos y menores riesgos de lesiones y enfermedades. La ergonomía también impulsa la productividad y la eficiencia al eliminar las conjeturas. En lugar de preguntarse si una tarea se realizó correctamente o si la fatiga afectó al rendimiento, los datos y un diseño cuidadoso proporcionan respuestas claras.

Adoptar esta perspectiva a largo plazo no siempre implica costosas revisiones. A veces, los ajustes sencillos, como el reequilibrado de una línea de producción para adaptarla mejor a las necesidades del operario o la optimización del equipo existente, pueden marcar una diferencia significativa. Satisfacer necesidades ergonómicas específicas, como proporcionar una mejor iluminación para compensar los cambios de visión relacionados con la edad o diseñar herramientas más ligeras que requieran menos fuerza, ayuda a retener a los valiosos trabajadores y fomenta la diversidad en la planta de producción. Estas mejoras bien pensadas no solo reducen el riesgo de que el envejecimiento de la plantilla agote el cerebro, sino que también hacen que los entornos de fabricación sean más inclusivos y productivos para todos.

Como nos recuerda Frida, «pueden ser pequeños cambios» que marcan una gran diferencia cuando se trata de mejoras ergonómicas. En Atlas Copco, la estrecha colaboración con los operarios y los entornos de fabricación del mundo real es clave. Comprender cómo se utilizan realmente los productos,a menudo diferentes de las suposiciones iniciales, ayuda a garantizar que las decisiones de diseño satisfagan realmente las necesidades de los usuarios. Parte de esto implica considerar cuidadosamente cómo se presentan los datos, asegurándonos de que la información correcta llegue a la persona adecuada en el momento adecuado sin sobrecargarla.

Las visitas regulares a los clientes nos permiten observar el contexto completo, incluidos factores como la iluminación y el ruido, que pueden afectar al bienestar del operador. Con las personas en el centro, nos centramos en el diseño centrado en las personas. Por ejemplo, después de revisar la aplicación de un cliente, nos dimos cuenta de que un prototipo de batería era demasiado grande para sus necesidades ergonómicas y desarrollamos una versión más pequeña para adaptarse mejor a su trabajo. Pequeñas consideraciones como esta pueden tener un gran impacto.