Razones para la filtración del vino

La filtración es una etapa fundamental en la vinificación, después del refinado y antes del embotellado. Mientras que en el refinado se eliminan las partículas de gran tamaño, en la filtración se tratan los elementos más sutiles, ya que se eliminan las partículas residuales y se garantiza la estabilización bacteriana. Tanto los vinos tintos como los blancos se someten a un proceso de filtración que mejora su claridad y seguridad para el consumo. Este proceso crítico no solo mejora el atractivo visual del vino, sino que también contribuye a su estabilidad y durabilidad generales.

La filtración de procesos ayuda a conservar el perfil de sabor deseado y sus cualidades aromáticas, al eliminar los microorganismos no deseados y los posibles agentes causantes del deterioro del vino. Además, la consistencia que se consigue a través de una filtración eficaz garantiza que cada botella cumpla los estándares del vinicultor, lo que proporciona a los consumidores una experiencia de consumo fiable y agradable.

La filtración consiste en pasar el vino a través de filtros especializados diseñados para extraer levaduras, bacterias y otros organismos microscópicos que pueden afectar a su calidad. Este meticuloso proceso no solo clarifica el vino, con lo que se mejora su atractivo visual, sino que también evita una nueva fermentación y elimina los riesgos asociados a los vinos sin filtrar. Mediante el uso de diversas técnicas de filtración de procesos, como la filtración en profundidad y la filtración por membrana, los vinicultores pueden garantizar la eliminación de las partículas no deseadas al tiempo que conservan los sabores y aromas esenciales del vino. 

Una filtración excesiva también puede tener sus inconvenientes, como la eliminación de compuestos aromáticos y saporíferos esenciales, lo que puede afectar a la capacidad de envejecimiento del vino y a su carácter general. Por lo tanto, el equilibrio es clave en el proceso de filtración del vino.

Al seleccionar cuidadosamente los medios y técnicas de filtración adecuados, los vinicultores pueden evitar la sobrefiltración y mantener la integridad del vino. La filtración, cuando se realiza correctamente, tiene varios propósitos: 

• Clarificación: Eliminación de los sólidos en suspensión procedentes del prensado y de la fermentación.
• Pureza: Eliminación de los aditivos utilizados durante el proceso de envejecimiento, como la bentonita o la gelatina.
• Estabilidad: Garantía de que el vino no contiene microorganismos que puedan inducir la fermentación en la botella.

• Filtración en la bodega: Inicialmente, clarificación estática; implica la utilización de filtros de vacío o centrifugadoras, unidades de flujo cruzado y filtros auxiliares.
• Posfermentación: Técnicas como los sistemas auxiliares de filtrado o las unidades de flujo cruzado preceden a la estabilización tartárica; se emplean cartuchos o tecnologías en frío. La filtración posterior puede incluir láminas filtrantes, unidades de flujo cruzado o cartuchos.
• Maduración y mezcla: En esta etapa se utilizan unidades de flujo cruzado o láminas filtrantes para clarificar la mezcla, y cartuchos de filtración para el vino blanco.
• Preparación del embotellado: Las etapas finales de filtración antes del embotellado garantizan que el vino sea transparente y se mantenga estable, por lo que se utilizan entre dos y tres etapas de filtración aguas arriba de la embotelladora. 

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