Aceite para compresor, ¿Cuál elegir?

El aceite para compresor está diseñado químicamente para ofrecer una lubricación óptima. Los aditivos son cuidadosamente seleccionados para que el compresor de aire alcance un rendimiento excelente durante el mayor tiempo posible.

1. Resistencia a la oxidación

• Cuando está expuesto al oxígeno, a altas temperaturas, al agua o al polvo, el aceite para compresor se oxida y genera subproductos de oxidación, también ácidos y sedimentos que reducen su vida útil. Este deterioro puede causar importantes daños y disminuir el rendimiento de la máquina.
• Los aditivos ralentizan la reacción del lubricante con el oxígeno y mejoran la resistencia a la oxidación cuando las temperaturas de funcionamiento son elevadas. Esto permite prolongar la durabilidad del aceite y que se produzcan menos sedimentos y ácidos. Además, los aditivos evitan que se atasquen los filtros, se bloqueen las válvulas y se averíen cojinetes y engranajes. En resumen, un lubricante de calidad puede evitar que se produzcan averías inesperadas y garantizar la fiabilidad del sistema.

2. Separación de aceite

• Dependiendo de la humedad relativa del aire, durante el proceso de compresión se generan varios litros de vapor de agua que aumenta la tasa de oxidación y que deteriora las propiedades de lubricación del aceite. Los aditivos mejoran la capacidad de separación del agua y el aceite, protegen las máquinas de las emulsiones de estas sustancias, mantienen las propiedades originales del lubricante, evitan la oxidación y reducen la concentración del condensado.

3. Resistencia al desgaste

• En determinadas condiciones de funcionamiento, una simple capa de lubricación puede no ser suficiente para evitar que algunas piezas móviles entren en contacto. Los aditivos antidesgaste crean una película protectora más resistente en esas piezas impidiendo su deterioro. En otras palabras, reducen el desgaste de los rotores, cojinetes, engranajes y protegen el elemento compresor. 

La elección correcta depende de las condiciones de funcionamiento del compresor:

• Los aceites sintéticos mantienen una mayor viscosidad a altas temperaturas y, por lo tanto, proporcionan una mejor lubricación. Por otro lado, a bajas temperaturas, los aceites sintéticos son menos viscosos que los minerales, así que reducen los problemas del arranque en frío.
• En comparación con el aceite para compresor sintético, el mineral se adhiere mejor a las superficies de metal y crean una capa protectora más eficaz. De esta manera se compensa el efecto negativo de la lubricación con aceites minerales a altas temperaturas -baja viscosidad- del punto anterior.
• El aceite mineral tiene componentes más volátiles que los sintéticos. Se evaporan con mayor rapidez, contaminando más el aire y aumentando el consumo de lubricante.
• El aceite sintético repele el agua, mientras que los minerales la atraen; así, los lubricantes minerales sufren una oxidación más rápida y son menos apropiados para entornos húmedos.

La temperatura, la humedad y el polvo son factores que afectan de forma directa a la calidad del aceite y determinan con qué frecuencia debe ser repuesto. Como se puede ver en la siguiente tabla, la combinación de estos factores nos ayudará a determinar si nuestro aceite para compresor operará en un entorno medio, exigente o extremo.

1. La humedad de una región depende de la lluvia y de otros factores meteorológicos:
   • No húmedo (N): zonas que no son húmedas la mayor parte del año.
   • Húmedo (S): zonas que son húmedas la mayor parte del año (climas tropicales y mega térmicos; climas de selva tropical como el noroeste del Pacífico, América Central, Malasia; clima monzónico tropical como Yakarta, Miami, Sudamérica…).
2. La calidad del aire depende, en gran medida, de la cantidad de polvo en el ambiente. Las indicaciones de la tabla orientativas, ya que las condiciones locales pueden influir notablemente.
   • Altos niveles de polvo (S): minería y cemento, fabricación y fundición de acero y metal.
   • Niveles de polvo normales (N): industria alimentaria, automoción, electrónica, petroquímica, purificación de gas, etc.