Desmontamos diez mitos sobre el aire comprimido

Cuando un dispositivo eléctrico se sobrecarga surgen multitud de riesgos, desde descargas eléctricas hasta incendios. Sin embargo, el aire comprimido se puede emplear sobre suelos mojados, en zonas húmedas y en tantas otras circunstancias donde la electricidad, sencillamente, no es segura.

Por otro lado, el aire comprimido es más flexible y versátil. Podemos llevar un compresor de aire a áreas remotas y de difícil acceso, como minas y obras. 

Con todo, existen algunos mitos sobre el aire comprimido que no se corresponden con la realidad y en este artículo vamos a desmentir, o aclarar, los más comunes.

Falso, la presión del aire comprimido adecuada en una zona de trabajo determinada puede ser demasiado alta o baja para las herramientas de otra zona. La mejor opción, por ser la más eficaz y eficiente, consiste en regular la presión del aire comprimido en función de las necesidades de cada aplicación. Es necesario evaluar correctamente los requisitos de la instalación para evitar fallos prematuros en herramientas y máquinas.

No necesariamente. Podemos afirmar que el aire comprimido exento es de “mejor calidad” porque no es necesario eliminar aceite del caudal con un filtro a la salida del compresor. Sí que habrá que tratar otros contaminantes, como partículas sólidas o la humedad, así que un compresor exento ofrece aire de mejor calidad, pero los equipos de calidad de aire (filtros y secadores) serán igualmente necesarios.

Respecto a si es “mejor” un compresor exento, conviene aclarar que son dos tecnologías diferentes, cada una con sus ventajas e inconvenientes. El tipo de compresor debe ser elegido según el grado de pureza y los requisitos de una aplicación.

El aire comprimido es más caro que le energía eléctrica, pero sus costes dependen de multitud de factores. Se puede reducir la factura energética manteniendo de forma regular los equipos, integrando sistemas de recuperación de energía, dimensionando correctamente los equipos en función de las necesidades y también actualizando periódicamente las máquinas de una instalación. El aire comprimido, como cualquier otra fuente de energía, conlleva unos costes, pero si la factura se vuelve “extrema” es que es necesario revisar la eficiencia.

Los sistemas de aire comprimido necesitan un mantenimiento regular para funcionar a niveles óptimos. Dilatar estas revisiones más allá de las recomendaciones del fabricante aumentará las posibilidades de que el compresor falle, lo que implica mayores costes y paradas en la producción.

Una pésima idea, los compresores de aire no son aspiradoras. En lugar de absorber la suciedad de la zona de producción, impulsarán todas las partículas a gran velocidad. Es decir, la suciedad seguirá ahí, pero en suspensión o acumulada en los rincones más insospechados. Además, se pueden producir grietas y pequeños agujeros en los muebles y paredes; también lesiones humanas.

Las fugas de aire son un grave problema y requieren soluciones contundentes. Perder aire comprimido a través de una fuga aumenta los costes y reduce la eficiencia. Para poner cifras, por un orificio de tres milímetros de diámetro se fugan, cada segundo, once litros de aire comprimido, 4kW y cientos de euros (necesitaríamos un GX4 dedicado solo a compensar la pérdida). La detección de fugas debe formar parte de la rutina de mantenimiento de cualquier compresor y a menudo son difíciles de detectar, sobre todo si no producen ruido.

Sí, pero no solo. En realidad, hay dos factores clave a la hora de seleccionar un equipo: la presión y el caudal de aire comprimido. Ambas cifras nos vienen dadas por las aplicaciones del aire.

Cierto, pero inexacto. El aire comprimido sin tratar con filtros y secadores contiene muchas impurezas, pero menos que el aire atmosférico que respiramos. Así que, aunque es aire contaminado, por el simple hecho de atravesar el filtro de entrada del compresor ya está más limpio que el aire común. Los explicamos así en Aire Comprimido Blog: “las partículas de tamaño inferior a dos micras pasan sin inmutarse a través de filtro de entrada”. Así que millones de partículas contaminantes pasarán al torrente de aire si no lo evitamos con equipos de calidad de aire.

Falso. Se podría valorar si merece o no la pena recurrir a los repuestos originales, pero sí que hay diferencia. Las piezas originales están diseñadas teniendo en cuenta los requisitos de una máquina en concreto. Los fabricantes se comprometen a mantener unos niveles de eficacia y eficiencia máximos.

Los repuestos genéricos son, en cambio, piezas que encajan y cumplen una función, pero cuyo rendimiento en un modelo de máquina determinado no está garantizado. Podrían disminuir su rendimiento, los intervalos de servicio, mostrar incompatibilidades con otros componentes del sistema e incluso llegar a anular la garantía.

El aumento en el arrastre de aceite se debe a dos factores: a una presión más baja y una temperatura más alta. La tecnología VSD de Atlas Copco no influye en ninguno de estos dos factores.